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143 diendo verificarse sino en una Virgen; y semejante parto -solo convenia 4 una Virgen, pues no podia alle menos de pa- rir 4 Dios '.»\ % Por ser este portento tan nuevo y tan inefable, - dijo. Diog por el Profeta Ageo, que al ejecutarlo, iba 4 hacer cosas grandes y admirables, poniendo en movimiento los cielos y. la tierra. Todavia falta un poco, decia el Sefor, y yo conmoveré elcielo, y la tierra, y el mar, y todo el universo,y vendré el deseado de todas las gentes*. Todo se conmovié en efecto al bajar el Hijo de Dios al seno de una Virgen para hacerse Hijo suyo. Lo menos de todo, que habria que advertir en esta conmocion, seria el movimiento sibito de los animos, y el estupor; que hirié los corazones de muchos hombres * en esa época. Ocu- pa tambien muy poco nuestra atencion, lo que pudo ocurrir, y aun ocurrié en el érden de los milagros y portentos, que refieren historiadores dignos de crédito, y de cuya veracidad - da testimonio la tradicion, conservando en monumentos inde- 4 Homil. 2, sup. Micons acl: 2 Agg., cap. 2, v. 7,8. + En medio de tantas ideas falsas y supersticiosas como tenian los romanos en tiempo del paganismo, existian ciertas noticias sobre’ cosas venideras, que tenian en suspenso sus dnimos. Una de estas eran Jos ordculos de las Sibilas, que anunciaban cambios radicales en la humani- dad y en sus republicas; y ora fuese en fuerza de esos ordculos, ora tam- bien 4 consecuencia de ser conocidos de todos los sébios los libros :sagra- dos, desde qué sé hizo la traduccion de los Setenta, lo cierto es, que ii los tiempos de Augusto prevalecia entre los romanos una opinion, ‘y era, como afirma Tacilo (lib. 12), que entre los escritos antiguos de los sacerdotes habia unos vaticinios, que decian que en aquellos tiempos la gente del oriente se habia de robustecer, y que gente salida de la Judea habia de obtener el gobierno del mundo. La adulacion, que obceca aun 4 hom- bres tan sdbios como lo era Técito, adjudicd este vaticinio 4 Tito y Ves- pasiano. Pero algo mas que esto encerraba el oraculo, pues afirma: Sue- tonio(in August., cap. 94), que en Roma habia ocurrido un gran prodi- gio, por el cual se hacia saber al pueblo romano, que la naturaleza iba 4 dar 4 luz un rey que lo habia de gobernar. Y fué tanto el terror que se apoderd del senado, que dispuso que 4 ningun nifio nacido en el afio del prodigio, esto es, cuarenta afios antes que naciese Cristo, se le dejase con vida. Todo esto dice Suetonio. El terror del senado hizo en Roma, Jo que el terror de Herodes hizo cuarenta afios despues en Belén y en sus con- fines.
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