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que se acercaria, al cumplirse, el ulna de la libertad de Israel, y de la destruccion, de sus enemigos. Muy criticas y muy solemnes fueron las circunstancias, en que Isaias hablé de la virginidad de la Madre del Mesias, y parecen escogidas por la sapientisima providencia de Dios, para que hiciesen honda impresion en el corazon del monarca, de sus cortesanos, y del pueblo ante quienes la$ pronuncia- ba. En momentos aciagos, que se presentaban para la corte - de Juda, por no decir supremos, por encontrarse Jerusalén sitiada por los ejércitos de dos reyes formidables, el profeta sale publicamente al encuentro del monarea jerosolimitano, aanunciarle de parte de Dios, que la metrépoli no habia de — ser tomada; y para que comprenda que asi és, le dice de par- te de Dios, que como prueba de su asercion, pida el portento que le parezea, pues Dios esta dispuesto 4 hacerlo, ora lo pida para lo mas alto de los cielos, ora para lo mas profundo de los abismos. Pero el rey impio, que tantas veces habia tentado 4 Dios, provocando sus iras con sus desarreglos, ahora se obstina, y responde que no quiere pedir nada, ni pretende tentar 4 Dios'. ~ Mucha fué esta altaneria y iertinacia de este rey, pero fué ella la ocasion elegida por el cielo, para que el profeta publicase sus ordculos sobre la Virgen de Israel. El profeta — inspirado rompe entonces su silencio, y lleno del. espiritu de Dios, empezé 4 hablar asi: Oiga, oiga pues la casa de David. jCémo! Os parece poco por ventura, el ser molestos 4 los hombres, cuyas amonestaciones, cuyos consejos y cuyas profectas despreciais, sino que tambien lo sois d mi Dios, de euya veracidad dudais, y cuyo poder mirais con desconfianza?. Sabed entre tanto, que si bien vosotros os mostrais infieles al Sefior, no lo sera él a las palabras que tiene dadas: Por lo cual el mismo Sefior os da- ré.una seal. Hé aqui que una Virgen concebira, y parird un Hijo, y serd este llamado Emanuel ?. Bien puede decirse, que es este el gran vaticinio de Isaias, al cast convergen todos los demas: aquella alegria general ! Isai., cap. 7,v. 11, 12. 2 Ibs, v. 13, 14.
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