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Z 135 dre; y dejando 4 un lado cuanto las profecias simbdlicas anunciaban tocante 4 sus bellezas morales, una cosa se sabia como cierta é indudable, y era que esta Muger habia de ser hija de Abraham, pues 4 este Patriarca habia Dios prome- tido, que en su semilla serian bendecidas todas las gentes '; y tambien se sabia que tenia que ser oriunda de la casa y familia de David, pues desde aquel dia memorable, en queel .« moribundo Jacob describid los destinos futuros de sus hijos, afirmé que de Juda habia de nacer el que era la esperanza de las naciones ?: y mas tarde habia prometido Dios 4 David» que era su descendiente, que seria uno de sus hijos, quien fundaria el reino que habia de durar por toda la eterni- dad*. / iQuién ignoraba esto en la nacion escogida? (Qué muger no lloraba con amargas lagrimas su esterilidad, la cual la privaba de poder tener la dicha de ser madre? jPor cudl otra razon ninguna muger en el largo periodo de quince siglos - hizo voto de virginidad, sino porque las tradiciones divinas del pueblo escogido daban mayor valor 4 la maternidad que 4 la virginidad perpétua, por tener que ser una muger de _aquel pueblo la que habia de concebir y dar 4 luz al Restau- _rador de la humanidad, al Reparador del mundo? Todas las _profecias, que anunciaban la venida de Jesucristo, llevaban incluida tambien la venida de su Madre; y si por espacio de muchos siglos, nada se dijo en términos claros y precisos sobre sus excelencias y prerogativas, fué porque aun no ha- bia legado el tiempo, en que queria que se hiciese el que todo lo ene con numero y tapiida: 1 Gen., cap. 26, v.4. 2 Ib., cap. 49, v. 10. 4 Psalm. 88, v. 30.
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