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; 134 ss a Habacuc, inspirado por Dios, lo afirmé; Dios te salve, lani- para de oro, de la cual procedid la inaccesible luz divina, para alumbrar 4 los que estaban sentados en tinieblas y,sombra de muerte, como dijo Zacarias; Dios.te salve, propiciatorio universal de los mortales, por el cual de Oriente 4 Poniente, y en todo pueblo y nacion, es glorificado el nombre divino; como atestigua el santisimo Malaquias; Dios te salve, ni¢--. _ Ddlecita de Ja ley, en la cual Dios se senté como canta Isaias; Dios te salve, libro nuevo y sagrado de los mandamientos‘de Dios, ley de la gracia, por la cual se nos ‘descubren los mam~ - damientos celestiales, como afirma Jeremias; Dios te salve, puerta cerrada, por la cual entré, sin abrirla, el Diosdelsrael, como lo dice el gran contemplador de la Divinidad, Ezequiel; Dios te salve, elevado monte, del cual se desprendié la pie- - drecita que ae la tierra, como ao el sublimisimo ted- logo Daniel '. aah _ Cosas vedi grandes y seasavitiousi anuncia~ ban estas profecias, las cuales era dificil que llegasen 4 com- prenderse, si no se ponia en contacto lo que Dios dijo al prin- cipio al hombre decaido, con lo que mas tarde anunci de su parte los hombres inspirados. La promesa de Dios era clara y terminante, y aseguraba la existencia. de una muger, entre la cual y la serpiente habria para siempre una ene- mistad irreconciliable; pero no habia de ser ‘esta enemistad un odio que se contentase con mirarse estos dos: seres mii- tuameénte con horror, sino que se habia de’pasar a vias de hecho, trabaéndose entre los dos una lucha terrible y supre- ma, en la cual Dios tambien anunciaba que la serpiente lle- varia la peor parte, pues quedaria no solo vencida, sino he cha pedazos: esa Muger, habia dicho Dios 4 la serpiente, ha de estrellar tw cabeza ?. Estaba concretada la existencia de esta Muger 4 la del Hijo, en quien serian bendecidas todas las ge- neraciones de la tierra; por lo mismo, cuanto directamente dijo Dios 4 los Patriarcas relativamente 4 la venida del Re- dentor, indirectamente lo decia tambien respecto de su Ma- ! Orat. V. in Dormit. Deipar., n. 4. 2 . Gen., cap. 3, v. 15. 6

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