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133 vifias ', con el lirio del valle y la flor del campo *, con la manzana de las selvas *, con los frutos de los huertos sy con el retrete de los vinos del rey *. Su compuesto todo, le- no de gracia y hermosura , fué vaticinado tambien compa- rando sus ojos con los de las palomas *, sus -Mejillas con las de la tértola ’, su cuello con la torre de marfil*, y sus lé- bios con el carmin de la banda purpurea °; y pasando de las cosas materiales y sensibles 4 lo que no ven los ojos ni pal- pan los sentidos, la existencia venidera de esa muger singu- lar es prevista como una cosa tan'grande y admirable, que solo puede describirse equipardndola con la sabiduria del — Altisimo ‘°, con la plenitud de los santos me y con la muche- dumbre de los predestinados '*. - Que estas sean profecias yelativas 4 la Virgen, espresa- das por locuciones figuradas, es tan cierto que, como afirma San Juan Damasceno ‘*, no se puede poner en claro lo que contienen los vaticinios simbolizados en cosas materiales por los profetas, si no confesamos que se refieren 4 la Virgen Maria. Pero, para que esto se comprenda de una vez, baste leer la tierna deprecacion de San Teodoro Estudita, en la cual compendia los simbolos proféticos que explican las ex- celencias de la Madre de Dios. «Dios te salve, la dice, escala extendida del cielo 4 la tierra, como la vid Jacob; Dios te ‘ salve, admirable zarza, no quemada por el fuego, como Dios lo mostré 4 Moisés; Dios te salve, vellocino repleto, del cua} descendié el rocio celestial, como vid Gedeon; Dios te salve, ciudad del gran Rey, ensalzada por los principes, y delinea- da por el gran cantor David; Dios te salve, mistica Belén, casa de Efrata, de la cual salié el Rey de la gloria para ser Principe de Israel, cuya salida es desde el principio de los siglos, como habla Miqueas; Dios te salve, monte virginal frondoso y umbroso, del cual saliéd el Santo de-Israel, como “Cant. cap.7, vy. 8. * Cap. 2,v.1. * Id.,y. 3: + -Id., cap. v, 12. & Cant. cap. 1,v.3. © Id., cap. 4, v.1. 7 Cap.i,v.9. 8 Cap. 7,v. 4. 9% Cap. 4, v.38. ‘0 Eccli, cap. 24, v. 5. 1 fhid., v.17. ' Ibid., v. 43, 15 Orat. 1. in Deipar. dormil.