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bs 131 cian 4 la Iglesia,‘de- “sus nombres y de su vida en particular, el silencio es profundo, y nada dijo la profecia. _ Era esta una gloria singular, que Dios reservé en sus consejos para una sola criatura, y era la escogida para ser Madre del Redentor. Dios mismo se complacié en decir 4 los _ iortales, que esta.:muger habia de existir; y se lo dijo, cuan- - do la humanidad estaba en su cuna, reservandose el inspirar mas tarde 4 los profetas el modo de su existencia, y el mani- festarles sus excelencias y prerogativas. Y podemos decir sin tifubear, que asi como todo lo que acaecié al pueblo escogi- do, era, en sentir de San Agustin', una profecia. permanente del rey que habia de venir, asi todas las profecias tenian por objeto mediato 6»inmediato 4 su Madre, como lo dijo en el concilio de Efeso‘San Cirilo de Alejandria, y como lo afirma San Buenaventura en el himno que compuso para alabarla diciéndola estas palabras: Los profetas te alaban, diciendo con alegria, que ti fuiste el objeto de todos sus ordculos. - Todas estas profecias tenian por objeto tres excelencias de la Virgen, por las cuales es superior, no ya 4 los hombres sino 4 los angeles, y son su inmunidad, su virginidad y su maternidad. Por muchos siglos fueron aquellas mas bien sim- bolizadas, que expresadas con claridad: pero aquellas siendo figuras, y estas sentencias, iban 4 significar lo mismo. El. Ks- pititu Santo hablaba por los profetas, y decia que su amiga era entre las hijas de Adan como el lirio entre las espinas ’, y fa Namaba toda. hermosa, sin mancilla, y la escogida oxine miilares *. De ella se decia que era un sol, donde Dios habia puesto su tienda, y que de esa morada saldria él como un esposo que se levanta de su lecho *. Era ella la ciudad de Dios, cuyos cimientos radicaban en los montes mas elevados de santidad, y de la cual se decian cosas verdaderamente gloriosas 5. Era ella tambien aquella casa que edificé para si la Sabiduria eterna, fabricando en ella siete columnas y adornandola como para ser habitacion del Sér increado °. Y i 4 De consensu Evangelist., lib. 1, cap. 11, n. 17. 2 Cant., cap. 2, v.2.' 3 Cap. 4,.v.7. 4% Psalm. 18, y. 6. 5 Ibid. 86, v. 2, 3. © Prov., cap.9, v. 1.

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