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123, : _ Hemos concluido de delinear cuanto prefiguré la madre de Salomon en aquel momento en que entré en el salon del trono con el fin de pedirle una gracia para un principe des- graciado. Y no hemos seguido en esta descripcion mas que las huellas de los Santos Padres y doctores de la Iglesia, que asi lo vieron y explicaron; y para poner el sello 4 esta ma- teria, afadiremos el admirable razonamiento de San Bernar- dino de Sena, quien despues de describir la entrada gloriosa de la Virgen en el cielo, la manera sorprendente como lo atravesé todo apoyada suavemente sobre su Hijo, y el modo con que fué colocada en el trono augusto 4 la derecha de aquel, afiade estas palabras: «Todo esto fué figurado miste- riosamente en los libros santos, en uno de los cuales se refiere, que Salomon al ver entrar 4 su madre, se levanté del trono, la salié al encuentro, la adordé profundamente, sentandose en su trono, y ordenando que se le pusiera otro 4 su derecha para que aquella se sentase; en lo que hemos de contemplar ese encuentro admirable, pues Salomon se le- vanté para recibir 4 su madre; esa adoracion maravillosa, pues en verdad Salomon la adordé; y esa elevacion altisima, puesto que el trono de la madre fué puesto al igual de eldel rey; y 4 su mano derecha. Asi tambien se levanté Jesus glorioso para salir al encuentro de su dulcisima Madre *. » De cuantos tipos presenté la Providencia en las edades antiguas, sobre lo que habia de ser la Madre de Dios hecho hombre, no hay dos que tan completamente abarquen el complexo de la existencia de esta nobilisima criatura, como los descritos en estas dos princesas, cuya existencia y accio- nes tipicas han ocupado la materia que acabamos de tratar. Ester, la doncella honesta, que jamas consintié en el deseo mas minimo que manchase su corazon, y fué escogida entre millares para ser la esposa de Asuero, y en virtud de esta ’ eleccion estaba exenta de la ley de muerte promulgada con- tra todos los que intentasen penetrar, sin ser llamados, en presencia del monarca, y cuya exencion por fin era un se- ' Tom. 8,Serm. 11, art. 2. it aa Mt ie oa
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