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12 da con la de llevar en su seno y en sus brazos al mismo Dios, tratandolo con la ternura y carifio que salen del corazon de una madre. Este era y este fué el destino de Maria. Hay mas todavia; la gracia de la impecabilidad y de la permanencia eterna en el bien, es el ultimo favor que Dios hace 4las criaturas racionales en su misericordia; pero 4 ninguno concede esta gracia sino es despues de la prueba, pues para obtener los favores de la patria estando lejos de ella, es preciso andar antes el camino. Y ni los mismos dn- geles han estado esceptuados de esta, regla; fueron estos criados en gracia santificante, mas no fueron confirmados en ella sino despues de haber sido probados, lo que explica “San Agustin con estas palabras: «Se ha de creer que los dn- geles no existieron un momento sin la gracia de Dios; los , que habiendo sido criados buenos, son malos, 6 recibieron menos gracia del amor divino que los que perseveraron en ella, 6 sila recibieron igual, cayeron unos por.su depra- vada voluntad, y otros llegaron. con la gracia dada 4 la plenitud de la bienaventuranza, de la ‘cual tenian ciencia cierta que jams habian de decaér ‘.» Otro tanto _ enseia San Gregorio Magno, explicando atin mas grdficamente, si cabe, el modo como los angeles fueron coronados de la im- pecabilidad. «Cuando la naturaleza angélica fue criada, dice, se la did el don de elegir, si queria persistir en la humildad y permanecer en la presencia del Dios omnipotente,: 6 si queria caer en la soberbia, y no tener parte en la bienaven- turanza. Y como cayendo otros, los Angeles santos permane- cieron en la bienaventuranza, recibieron la recompensa de no poder decaer jamais de ella ’*. : 4 , jaa bk * oo e ee »fe caldlica da por sentado, que las cosas inferiores son administradas spor los Angeles, segun lo que dice el apdstol (Hebr., cap. 1, v. 14): Todos »son espiritus administradores, lo que exije en ellos un Seerernent perfecto s(le las cosas.» (1. quest. 57, art. 2.) . Lib. 12, de Civit. Dei, cap. 9. 2 Hom. 7 in Ezechiel, - ;