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7 lil gracia del mas infimo de los angeles, que la del mas elevado de los hombres. ;Qué gracia no daria Dios 4 aquel espiritu que se vid tan glorioso y refulgente, que quiso sentarse en el trono mismo de Dios? ;Qué luces tan copiosas no bafarian _ al que dijo con obstinacion altanera que habia de ser se- mejante al Altisimo? Infinito es el numero, el peso y la me- dida de las gracias, que Dios ha hecho 4 las criaturas angé- licas, y no hay entendimiento criado que pueda contarlas y sefalarlas el limite: sin embargo, en todo esto es superior 4 los angeles la Madre de Dios, venciéndolos en la sustancia de las cosas, y superandolos en el modo. {Qué valen: todas las gracias concedidas 4 todos los an- geles juntos, al lado de la que Dios tenia decretado dar 4 su Madre? Esta criatura, que tenia que concurrir 4 la ejecu- cion de las obras mas grandes de Dios, que debia de encer- rar en su seno al que no cabe en el mundo, que habia de tratar familiarmente los arcanos del Hijo de Dios, y habia de ver una por una sus acciones inefables, desde que Dios, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre, hasta que este thismo Dios muriese siendo inmortal y padeciese siendo impasible, {no habia de tener un entendimiento superior al del mas en- cumbrado de los angeles? ;No son estos unos puros ministros de Dios, destinados 4 servirle en el cielo y en la tierra? ;Qué ~ tienen que ver los criados en perfeccion, en gloria, en vir- tudes, con su Sefiora, con su Reina, con la que-es Madre del que los crié para su servicio? cQué valen las gracias reparti- das 4 los que solo se les concede ver & Dios y gozar de él, con las que son necesarias en quien lo engendra, lo da 4 luz, lo ? alimenta, lo acaricia, lo abraza, lo besa, lo salva de peligros y tiene sobre él los derechos de Madre? Para llevar sobre sus hombros el mundo, y regir las cosas inferiores ; 88 necesaria sin duda una gracia superior, y solo conocida del que los ha criado *; mas esta gracia es un Atomo compara- 1 Isai., cap. 14, v. 14. 2 El Santo Job (cap. 9, v. 18) dice que tiemblan y se humillan de- lante de Dios los que llevan sobre sf el orbe, no hablando por consiguiente sino de los angeles, sobre los cuales dice Santo Tomas estas palabras: «La
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