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105 cion de los justos entonaria al Sefor tan pronto como la Vir- gen de Israel compareciese en la escena de la vida, y abrien- ‘do su castisimo seno al Hijo de Dios para que tomase nues- tra naturaleza, oyese de este el dulcisimo razonamiento que dirigia por medio de ella & toda la humanidad: No femas, yo soy tu hermano; y mas tarde fuese la sefora y el dueio de todos los despojos, que este Dios victorioso habia arrancado al demonio ’- No se redujo el razonamiento de Asuero con Ester al sos- tenerla en sus brazos & decirla que nada temiese, porque ¢1 era su hermano; sino que concluyé su discurso, alegando la razon optima, por la cual comprendiese que no habia motivo para temer, porque esta.ley, afiadié, se ha sancionado para todos, mas no para ti. Con estas palabras concluyé el monarca su conversacion con la reina, ailadiendo que pidiese lo que mas le agrees ‘pues estaba — 4 darla la scp del reino 7 7 Elabad Ruperto de Tuy describe graficamente las cuatro virtudes que Ester ejecuté en el palacio de Asuero, que fueron templanza, justicia, prudencia y fortaleza, y lo demuestra en cinco capitulos. (De victoria Verb; Dei, lib. 8, eap. 14 y siguientes.) Todas estas: virtudes, dice este sdbio, practicd Ester antes de presentarse 4 Asuero, y dar ,los primeros pasos — para alcanzar que se rescindiese el decreto de muerte dado contra los ju- dios. Otro tanto afirma S. Bernardo, tratando de cémo se condujo la Vir- gen al oir la embajada celestial, y dice que fue fuerte en su propdsito, tem- plada en el silencio, predente en la pregunta, y Justa en la confesion. (Sermon 32, de diversis.) No’ leemos qu e otra mujer ¢ élebre, fuera de Ester, entre ‘las antiguas, se viese rodeada de tanta gloria, sobrellevando al mismo tiempo el peso de los honores con la Sorina? -y humildad propias de una alma veligiosa. Ves@ en esto bien palpable el tipo de la Virgen en Ester; pero hay otro acontecimiento singular, y es, que: despues que Aman fue ahor- cado, Asuero did 4 Ester toda la casa de Amfn, lo que, segun afirma el mismo abad, pertenece 4 una semejanza mistlica. (De vict. Verb. Dei, c. 25.) No es dificil hallar la realidad de este tipo; porque despues que Jesucristo triunf6 de Satands, did, como buen hijo, 4 su madre todo lo que era suyo por derecho de victoria y de conquista. La celestial Ester se ha hecho la sefiora y la propietaria de mil y mil almas arrebatadas 4 Satands. Su Hijo despojé al armado, depues de haberlo vencido, y lo encadend, dando 4 su Madre imperio sobre él y sus ministros, para que los cohiba y refrene: y aparte de la berencia de su Hijo Jos males que ellos intentan en su per- versidad. Todo catélico sabe, que Marfa Santisima ha despojado 4 Satands. *

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