BCCPAM000542-2-33p01d00000000
99 rey, ni las sajel irrevocables de la Persia. “Habia ‘concebido el proyecto y tomado la resolucion de presentarse al monar- cay abogar por todo su pueblo, lo que era ir seguramente dla muerte: pero es justo oir esta resolucion de sus propios labios, refiriendo sus contestaciones a Mardoqueo, que era. quien la instruia y animaba. Hace ya treinta dias, le decia, que el rey no me ha Uamado d su cuar bien sabeis qué leyes rijen en esta region; todos los siervos del :rey y ‘todas las provincias que estén debajo de si mando saben, que si un hombre 6 una mu- jer entrare en el cuarto interior del rey sin ser llamado, al instante sin tardanga ess entregado dla muerte, & no ser que el rey extienda hdcia adel cetro de oro en seftal de at y astt pueda vivir. ve mip - Dos cosasTee sonia en la historia de esta reina, y ; brillan ahora con. todo esplendor: su humildad y su fortale- za. Era extremo el peligro que-corria, y, conocedora de él, acudid.& ‘pedir: auxilios al cielo, encomendandole la felicidad del suceso, Sus obras fueron herdicas, pues en. vez de la pur+ pura y de la variedad de ungiientos, cubrié su cuerpo de traje de Manto y de luto, y_ esparcié. sobre su cabeza ceniza y basura, humilléndose en ayuno y orando con ‘palabras idas y ll TO Seftor mio, decia, tt que solo eres libranos con tu mano, ¥ ayudane, que no tengo On” auzilio sino d ti, Senor, que tienes la ciencia de todas las cosas *. Despues de esto Ester no dudé un momento presentarse al rey, resuelta 4 morir antes que permitir que muriese su pueblo. Para ha- cerlo cual convenia 4 su dignidad de reina, pasados los tres ‘ Est. cap. 4, v.11 16. 2 Est. cap. 14, v. 3. 5 Est. cap; 14, v. 12, 13, 14.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz