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98 nes. Un hombre solo en toda Susan o Je doblaba la rodilla, y aquel dia iba 4 ser el ultimo de su vida. El rey, que tan pronto le habia concedido la facultad de no dejar un solo ju- dio en su reino, mas facilmente le habia de permitir que ajusticiase 4 uno solo: su triunfo iba 4 ser completo en ese dia, segun se lo prometia su corazon, y se lo garantian la privanza del rey, sus riquezas y sus-‘amigos. Crecié de punto su insensata alegria, cuando el monarca le pregunté sir dar- s tiempo para hablar, qué premio y qué honra debiera darse Ul sujeto 4 quien el rey quisiese elevar con honores; porque persuadido de que el monarca iba 4 darle 4 él solo, y 4 na- die mas, nuevas grandezas, expuso en pocas palabras que el tal sujeto debia de ser vestido de manto real, y de cuantas in- signias fuesen necesarias para elevarlo, llevandolo en régio corcel por calles y plazas uno de los principales del reino, pregonando en alta voz, que asi honraba el rey 4 quien que- ria honrar. — Asi hablé Aman, creyendo que en ronlided habia amane- cido para él un dia de triunfo: pero en verdad; quien habia triunfado era Ester; Ester, que habia estado rogando 4 Dios con instancia,’ y habia conseguido mas de lo que pedia, pues rogaba al Sefor, que recayese sobre el que maquinaba su ruina, el mal que meditaba, y Dios la concedié hasta los des- pojos y los honores del conspirador, y la traslacion de ellos al que estaba destinado 4 morir en un patibulo. Ve, dijo el rey a Aman, y haz cuanto has dicho con el judio Mardoqueo, que estd senlado & las puertas del palacio, y pedniais - omitir cosa alguna de lo que has dicho 4. No era este precisamente el triunfo de Ester, porque en realidad triunfaba ella, sin saber que fuese suya la victoria; y mientras las calles y plazas de la ciudad resonaban con el ‘nombre glorioso de su tio, quizds estaba ella orando con lé- grimas al Sefior, para que la fortaleciese en la azarosa y ar- -Tiesgada empresa que habia meditado ejecutar, arrostrando el peligro inminente de su vida, y no temiendo las iras del, 4 Bster, cap. 6, v. 10. ik Ot ie i
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