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95 fiscacion de los bienes de todos los judios que vivian en su reino, despues que fuesen degollados, como lo exijia la paz del imperio. Todo fué concedido por un rey de corazon noble y generoso, al cual, como suele suceder 4 los grandes, un hombre astuto y vengativo habia pintado la situacion como convenia & sus designios. El peligro era pintado grave é inminente; los enemigos astutos y poderosos; los resultados muy faustos para la’corona y para el pueblo; y con seme- jantes considerandos no podia menos de conseguir Aman lo que pretendia. La extincion de los judios fué decretada, y los cartelones de la sancion — — en todos los sitios pu- blicos de Susan. me ES ’ inistr ‘engativoeeeuta las Sispvsivtones ; supine as ele éxito feliz de 06 pegieion i stedis del acaso 6 de la suerte, que sefialase el dia en que debian. ' ejecutarse, convocé 4 sus adivinos, y echadas las suertes, _--—-s-Salié sefialado 81 mes duodécimo para la ejecucion del exter- minio. Pero el corazon vengativo hace poco caso de suertes, ni de numenes, ni de creencias, sean buenas 6 malas: la pa- sion venda sus ojos, y lo unico que ve es el objeto de sus iras, cuyo exterminio desea. Aman iba y venia cada dia al regio alcdzar, y todo el placer que tenia al verse en la ma- + yor intimidad con el: rey, se le convertia en veneno corrosivo, j al ver que Mardoqueo no le doblaba’ la rodilla, como lohacian los demas cortesanos viles. y rastreros. Subid de punto su fu- ror cierto dia, por haber advertido que el hebreo, no solo no se arrodillaba, pero ni siquiera se movia, cuando él pasaba por el vestibulo régio. Llegé pues 4 su casa montado en cd- lera; conté 4 su mujer y & sus amigos lo que le pasaba, gri- tando furioso, que ni su mujer, ni sus:hijos, ni sus riquezas, nila amistad y privanza del rey valian nada para él, mien- tras viese que Mardoqueo no le doblaba la rodilla. Pronto en- contré solucion 4 su problema tratando con jente impia y sin / religion: amigos y mujer le contestaron que el remedio es- taba en su mano, pues no tenia mas que mandar poner la horea , y colgar-en ella al que no le adoraba; y dicho y he-