BCCPAM000540-5-09000000000000

Lo que más te encargo es la constancia en ella, porque á esa constancia está vinculada. nuestra victoria. Yo bien sé que son muchas las distraccio- nes, muchas las tentaciones, muchísimos los obstácn- los, grandísimos los inconvenientes que nos mueven á dejar ó acortar la oración: pero contra todo eso hay un remedio poderoso; persuadirnos que la ocupación más seria de la yida espiritual es la oración mental; y que ella debe ser el gran negocio de cada día. Es tan necesaria para la perfección, que Santo Tomás de Villanueva pudo afirmar con verdad, que así como el cuerpo no puede adquirir vigor y fuerzas, si le falta el alimento diario, así el alma no puede adquirir la perfección sin la oración, que es su alimento. La necesidad que de ella tenemos es tanta, que uno de nuestros poetas pudo decir con maravillosa exactitud: Que el alma sin oración es como huerto sin agua, como sin fuego la fragua, como nave sin timón. Un huerto sin agua, no es ya un jardín de flores, sino un erial inculto; una fragua sin fuego, no es ya una oficina donde se trabajan los metales, es un rincón lleno de tizne y basura; una naye sin timón, no es ya la reina de los mares, sino el juguete de las olas; y nn alma sin oración es todo eso juntamente: erial inculto, rincón de basura, juguete de las olas, cual navecilla perdida en los mares borrascosos de la vida. Oración, pues; y como ella suele ser el principio de las grandes crisis que tienen lugar en la vida es- piritual, procura declarar plena y absolutamente á tu director, con espíritu de obediencia. todo lo con- cernienteá ella. Mira que esto último te lo encargo y encarezco mucho. Si así lo haces, algún día te ale- grarás de haber tomado los pobres consejos de tu afectísimo Padre, Fr. AmBRrosro. CARTAS Á TEÓFILA 6

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz