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63 puede sostenerla otro elemento que el de la oración Desde el punto mismo en que un alma empieza á caminar á la perfección, entabla un combate sin tre- gua contra el mundo, contra el demonio, contra si misma, y de ese combate sólo puede sacarla victo- riosa la oración. Te lo diré de una vez: en el camino comenzado no podemos dar un paso más sin la ora- ción; en la lucha que sostenemos es imposible conti- nuar sin esgrimir esta arma poderosa. He aquí por qué deseaba adiestrarte en su manejo. Pero no vayas á creer por esoque trato de ense- ñarte un nuevo método de hacer oración: ¡lejos de mí tal pensamiento! Yo me contento con que sigas el método ordinario que enseñan los libros de devo- ción, y sólo quiero hacerte sobre él lizeras observa- ciones. Partamos del principioque la oración, alma de la vida espiritual y maestra de la perfección, es un don del cielo, don que debemos pedir á Dios cons- tantemente; pero que también debemos trabajar con diligencia por alcanzarlo, valiéndonos de cuantos medios estén á nuestro alcance. Uno de estos medios, y muy principal entre ellos, es la exactitud en el modo de hacer la oración (cuando se hace por un método aprobado), especialmente si el alma es prin- cipiante en la vida espiritual; y como tú lo eres, voy á permitirme algunas observaciones que no dudo tendrás muy en cuenta, para merecer del dielo ese alto don, sin el cual la vida espiritual es un árbol sin fruto, una florsin aroma. El mejor tiempo para este santo ejercicio es el de la mañana temprano, porque entonces está el espíritu más apto pára elevarse á la consideración de las cosas celestiales, y la oración no es otra cosa que una ocupación de nuestras facultades espirituales en la meditación de las cosas divinas. Pero este ejercicio requiere algunas preparaciones próximas y remotas, entre las cuales te encargo la atenta lectura de los puntos que has de meditar y del fruto que desees

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