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22 que ni siquiera nos conviene saberlo, por lo mucho que nos expondríamos á la presunción ó al abati- miento. ¿Hasta dónde llegaría nuestra vanidad, hasta dónde nuestra jactancia y presunción, si conociéra- mos que navegábamos viento en popa? ¿Y hasta dónde llegaría nuestro desaliento, hasta qué grado subiría nuestra desconfianza y abatimiento, si viéra- mos que no dábamos un paso en la virtud? En el primer caso nos faltaría la humildad, fundamento de toda perfección; y en el segundonos faltaría el amor y la confianza en Dios, sin lo cual es imposible la permanencia en el bien. A medida que vayas adelan- tando en virtud, conocerás la verdad de estas asercio- nes, y verás que la incertidumbre en este punto nos ayuda á progresar en la comenzada senda, porque nos hace más humildes y más generosos para con Dios. Sirvante estas advertencias para aquietarte en las dudas que sobre tu aprovechamiento te puedan venir, y nunca olvides esta hermosa sentencia de San Francisco de Sales: «La perfección cristiana no con- siste en mucho saber, sinoen mucho hacer.» Sin em- bargo, como es imposible recorrer, sin extraviarse, un camino tan intrincado, largo y resbaladizo como el de la virtud, debes informarte de sus peligros para no exponerte á un extravío lamentable: y una yez informada sigue con humildad y'confianza los pasos del guía que el cielo te hubiere deparado. Este es el modo seguro de llegar en poco tiempo á las alturas de la perfección, donde desea verte tu'afectísimo Padre, Fr. Ambrosio,

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