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357 charlas debidamente. Como la devoción sensible es- tá muy relacionada con esta materia, fué menester tratar de ella estudiando su naturaleza, diyisión, causas y efectos, viendo por lo mismo cuan errado concepto se forma el vulgo deesa virtud moral. La falta de toda devoción sensible constituye para las almas fieles un estado de prueba llamado aridez ó desolación de espíritu, el cual las pone en grande con- goja y apretura; y para que la desconfianza no se apodere de tí si llevas á ese estado, te expliqué las amorosas causas que mueven á Dios á portarse con nosotros de ese modo. El resultado práctico de esa falta de consuelo y de- voción sensible, suele ser muchas veces la tibieza es- piritual, dolencia del alma que, en plazo más ó me- nos largo, puede producir la muerte; y para que co- braras horror á esa enfermedad moral, te manifesté lo asquerosa y nauseabunda que es á los ojos de Dios, señalándote los síntomascon que entra, y las reme- dios para curarla, por si tuvieras la desgracia de contraer tan triste mal. La gracia del Espíritu San- to y el fuego de su amor divino son la antítesis de la tibieza, como la salud lo es de la enfermedad; y para merecer tan ricos dones, te dije cóme debías prepa- rarte para recibirel Espírituconsolador, aprovechan- do la circunstancia del tiempo en que escribía. Los últimos de los doce frutos del Espíritu Santo Conti- nencia y Castidad, fueron tan sabrosos al paladar de tu alma, que me empeñaste en una controversia so- bre si es lícito 6 no abrazar el celibato y la virgini- dad en medio del siglo, y si ese estadoes más perfec- to 6 imperfecto que el del matrimonio, resolviendo la cuestión en sentido afirmativo, y refutando las ob- jeciones que contra mi tesis se pudieran presentar. Unode los obstáculos con que el alma devota tiene que luchar toda su vida, son las distracciones en la oración, y para evitarlo en lo posible, te hablé de sus eausas y remedios. Mas como quiera que sin el reco- ar pr oi

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