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353 para las almas que, como tú, procuran santificarse en el seno de la familia; para mis hermanos Terciarios que viven en medio del mundo; para las almas aman- tes de Diosque, sin poder abandonar los negocios del siglo, desean caminar por la senda de la perfección cristiana; y tú, por dicha tuya, vas á darle el último adiós al mundo, hasdejado ya los negocios seculares, y dentro de pocos días sales del seno de la familia para entrar en el de una Comunidad religiosa; por consiguiente, el objeto de nuestra correspondencia ha terminado, y ella debe terminar también. Solome resta pues, hacer la recapitulación de miscartas, para presentarte en conjunto las materias que hemos tra- tado separadamente. Comencé poniendo á tu vista un mapa alegórico dela vida espiritual, para que vieras las distintas regiones que atraviesa el misterioso sendero de la virtud. Conocido el camino, te indiqué algunas seña- les para que conocieras si adelantabas ó atrasabas en él; te dí una idea clara de la perfección cristiana, y te llamé la atención sobre la lucha no interrumpida que hemos de sostener con los enemigos de nuestra alma, mientras vivamos en la tierra. Te dije cuáles eran las mejores armas para la pelea, y te enseñó á pelear victoriosamente contra el mundo y sus vani- dades, contra el demonio y sus astucias, contra la carne y sus pasiones. Luego dediqué dos cartas al interesante asunto de la dirección espiritual, probán- dote la importancia de un buen director, dándote avisospara elegirloacertadamente, y para mudarlo si fuera necesario, diciéndote de paso cuál'es su oficio, y cuáles deben ser nuestras relaciones con él. Des- pués, por indicación tuya te hablé de la virginidad y sus excelencias, de los peligros que la rodean, de los medios para conservarla y «del premio quemerece esa virtud tan preciosa como rara, descubriéndote un enemigo O :ultoen el fondo de nuestro corazón, que le hace guerra á muerte.

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