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351 vista de tanta fe, tanta abnegación y tanto heroísmo. Muchísimo más quisiera deqirte, amada Teófila, en defensa de lá vocación religiosa tan combatida en el mundo por malos y buenos, cada cual á su mane- ra; pero lo dejo, aunque con pena para dar fin al asunto. Si te sientes pues con vocación religiosa, si Dios te llama á la soledad, no hagas caso de los pareceres del mundo, sino vuela, pobre paloma, vuela al monte de la mirra y al collado del incienso, vuela al huerto cerrado donde el cielo te ha preparado un nido de angélicos amores, y allí libre de los peligros del mundo, canta dulcemente con el profeta: ¡Bien- aventurados, Señor, los que moran en tu casa, por- que ellos te alabarán en los siglos de los siglos! Más vale un día pasado en los atrios del Señor, que mil entre las vanidades mundanas. Este será mi descanso para siempre habitar en esta dulce mansión desti- nada para mi! Esta es la mayor felicidad que en la vida puede desearte tu afectísimo Padre, Fr. AMBROSIO. IP A LIA