BCCPAM000540-5-09000000000000

15 virtud austera y sublime para los pusilánimes y afe- minados. Valor, bues, y ¡adelante! que la cruz parece pesada mientras uno no se abraza á ella; pero una vez abrazado, conoce con placer que su peso es suave y su cárga dulce y llevadera. ” La dificultad está, según me dices, en que no ha- biendo en este desierto árboles que indiquen el cami- no, ni piedra miliaria con que medir las distancias, sino solamente cielo y arena, y un cielo tan igual y una arena tan movediza, que «penas sopla el viento borra la huella que en ella se imprimió; te hallas á veces perpleja, sin saber si adelantas ó atrasas, sl ca- minas vía recta ó dando vueltas alrededor, como los hijos de Israel en el Desierto. Quisieras, por tanto, que te sacara de esta perplejidad, dándote algunas se- ñas inequívocas de que adelantas (Ó al menos de que no estás parada), en el camino de la virtud. No es li- viana tarea, cara Teófila, tener que andar ahora revol- viendo libros de autores místicos para satisfacer tus justas exigencias; pero como tengo empeñada mi palabra, debo dar cumplimiento á tus deseos. La primera señal que se me ofrece, es la que nos proponeel Salvador en su evangelio, diciendo: «Bien- aventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.» Que, en sentir de un pia- doso autor, fué como decir: «Bienaventurado el que tiene hambre y sed de perfección, que ciertamente la alcanzará.» Dichoso el que se afana por adquirir la santidad que no serán inútiles sus afanes! Bienaven- turado el que desea santificarse, porque sus deseos serán cumplidos! Este deseo de santidad es una gracia especial que Dios hace á las almas que quiere condu- cir á la perfección; y esto por sí solo prueba que el alma no está dormida ni tranquilamente sentada en el camino dela virtud, sino quese mueve, aunque sea lentamente. Por tanto, el deseo general de ser perfec- tos, de aprovechar en virtud, y de sermás buenos ca- da día, es una señal cierta de que progresamos en la