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328 la perfección; lo es tanto, que los Padres del yermo creían imposible la consecución de esas cosas, sin la guarda del silencio. Y además de ser medio para conseguir ese fin, es también señal de que el alma va aprovechando y se va llenando del espíritu de santidad. Cuando un arca está bien cerrada, supone- mos que guarda algun tesoro, y cuando vemos una botella bien encorchada, suponemos que encierra buen licor; pero cuando vemos la botella sin tapón, y el arca sin cerradura, ¡mala señal! porque indica que no contiene nada bueno. Lo mismo te digo del alma que tiene guardado su corazón con la llave del silencio, y de la que tiene siempre abierta la boca para hablar cuanto se le antoja y le viene en talante, Otro medio para adquirir el recogimiento, es hablar siempre con reflexión, hacióndolo todo por amor de Dios y á gloria suya; pero como sobre este asunto trató la carta XX XV, te remito á ella para que la repases, y unas aquella doctrina con esta. Los bienes que el recogimiento trae consigo son tantos y tan buenos, que siento no poderme detener á tratar de ellos; apuntaré los más notables. El for- ma á nuestro alrededor una atmósfera pura y salu- dable que aleja de nosotros los focos corrompidos y los miasmas deletéreos del mundo: con él vencemos todas las dificultades de la oración, y se evitan las ilusiones, que sin él no podrían evitarse fácilmente; él atrae al almalos pensamientos elevados, y al cora- zón la dulzura de la devoción sensible; y, por últi mo, él lleva en pos de sí la santa libertad de espíritu el desprendimiento de las cosas terrenas, harto indispensable para la perfección cristiana. Habi- túate, pues, á ese recogimiento, cara Teófila; pro- cúralo con los medios que acabo de indicarte, y verás cómo te alegrarás de haber tomado los consejos de tu afectísimo Padre, Fr. AMBROSIO. O

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