BCCPAM000540-5-09000000000000

O ME a - oo A, => A 1 amada Leófila: Terminado el asunto á que dieron óMigen tus preguntas sobre la profe- 4 sión y guarda de la castidad en medio - del mundo, justo es que continuemos nuestras pláticas sobre la vida espiritual, Hoy pienso hablarte de las distracciones y del recogimiento, porque según me dices, te molestan, te fatigan y te llenan deturbación y de pena las distracciones que padeces en la oración, donde vienen sobre tí tal tropel de pensamientos im- portunos, que no te dejan un rato de quietud ni de sosiego; y estando á lo mejor hablando con Dios, y conversando con El, le vuelves la espalda y te vas á pasear por donde la imaginación te lleva. NÓ sé yo, Teófila mía, por qué te quejas de esas distracciones; porque, una de dos, ó las tienes sin que- rerlas, tú, óqueriéndolas. Si las tienes porquequieres, entonces no debes quejarte de nadie, más que de tí misma; y si las tienes sin quererlas, el quejarte de ellas equivaldría á quejarte de ser mujer; porque á nuestra enferma naturaleza le es tan propio todo eso, como al campo producir yerbas y á los árboles dar su

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz