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308 rán ellas también su cobardía, si se dejan vencer de tan injusta violencia! ¿Podrá deducirse de aquí, que es lícito á cualquie- ra joven tomar precipitadamente una resolución irrevocable en este asunto? ¿Puede deducirse que obran bien los que, dejándose llevar de su imagina- ción exaltada ó de un fervor imprudente, toman una decisión óemprenden un camino que después abandonan con escándalo de los prójimos y descré- dito de la virtud? ¿Deduciremos que, porque el esta- do de la virginidad y el de la guarda de la castidad son muy laudables, puede cualquiera ligarse á ellos perpetu: amente por medio de un voto? No, y mil ve- ces no! Para eso se necesita mucha pr udencia, mucha oración, mucho consejo y la dirección de un confe- sor sabio, prudente repo Mas para ño repetir aquí lo que sobre esto ya te he dicho, te rue- go, querida Teófila, que repases lo que te dije en mi Carta XIII, y con esto dejo contestadas cumplida- mente tus preguntas. Ahora sólo me resta pedirle al cielo que te ilumi- ne y for e á para que conozcas y pongas por obra la voluntad del Altísimo, que con esto será bien re- compensado de sus pequeños trabajos tu afectísimo Padre, Fg. AMBROSIO.

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