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eo llamada por los teólogos accidental, y esta consiste en cierta dulzura ó consuelo interior que despierta, ayi- va y mantiene la prontitud de la voluntad para ser- vir á Dios fielmente: y la llaman accidental, porque ese regalo y dulzura interior no es más que un acci- dente añadido á la devoción substancial, la cual puede muy bien existir sin él, conservando todo su valor; mientras que, por elcontrario, ladevoción accidental, nada valesin lasubstancial, y para nada nos aprovecha, Esta suavidad, accidente de la devoción verdadera, puede ser de dos modos: unas veces deleita solamen- te la parte superior del alma, el espíritu, y entonces se llama devoción espiritual; obras veces se comunica también á la parte inferior, afecta á la sensibilidad, inunda todo nuestro ser, y entonces la llamamos de- yoción sensible. En el primer caso, Dios derrama su gracia y comunica sus dones á las facultades espiri- tuales de nuestra alma, y en especial á la voluntad, la cual es como el ama de casa; y en el segundo, con- desciende más con nuestra flaqueza y comunica sus regalos á nuestras facultades sensibles, que son como sirvientas del alma. La primera de estas devociones es propia de los ángeles; la segunda, de los hombres: aquélla la gustan los santos con bastante frecuencia, ésta es el manjar del vulgo piadoso. La privación de la devoción espiritual, es la queconstituye el amar- guísimo estado de pruebas que llaman los místicos desolación de espíritu; y la suspensión de la devoción sensible, es lo que se llama en ascótica, sequedad, aridez ó desconsuelo interior. Por la doctrina teológica que dejo sentada, podrás colegir, amada Teófila, cuánta confusión, cuánta ig- norancia y cuán falsas ideas tienen_de la devoción las personas quese dicen devotas. Unas confunden la devoción con las cosas que la excitan ó con las prácticas de piedad quesirven para fomentarla; y otras la confunden con las hermosas flores que el árbol de la devoción produce; y dejando lo substan-

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