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A == del primer grado de oración, y leí estas palabras: Estale muy bien á un alma que no la ha subido Dios de aquí, no procurar subir ella; y nótese esto mucho, porque nole aprovechará más de perder. Y más adelante: Quien quisiere pasar de aquí y levantar el espíritu á sentir gustos que nose los dan, es perder lo uno y lootro. Figú- rese usted cómo me quedaría al leer esto, yo que ponía todo mi conato en percibir la dulzura celestial y los gustos inefables que traen consigo los consue- los divinos. Cerré el libro de seguida, y dije para mí: La Santa me perdone, que yo no entiendo esto ni lo pongo en práctica hasta que mi director me diga lo que he de hacer con esos consuelos, y cómo me he de haber con esos regalos y favores extraordinarios que Dios hace á mi alma. ¿Qué le parece á V. de todo eso? ¿Es lícito procurar los regalos y favores espirituales, ó nó? Reservándome para después el contestar á esta se- gunda pregunta, respondo ahora á la primera, dicién= dote, Teófila mía, que haces muy bien en consultar á tu director sobre cualquier duda que te ocurra; pero que hicistes muy malen cerrartan precipitadamente el libro de la Santa Doctora; porque, si hubieras leído todoel capítulo, habrías yisto, que esos gustos, subidas 6 elevaciones de que ella habla, nada tienen que ver con los consuelos sensibles que tú experimentas. Al combate Santa Teresa la falsa doctrina de ciertos li- bros místicos, que, tratando de oración, aconsejan á los que oran que suspendan el entendimiento y las funciones de la imaginación para elevarse á la con- templación pura de las cosas divinas, celestiales 6 invisibles, en las cuales siente el alma deleites del cielo. Y de esas elevaciones es de lo que dice la Santa que el alma que no es subida por Dios,. no procure subir ella; y de los gustos buscados por ese peligroso cami- no,¿es de lo que dice ella que desear sentirlo es per- derlo todo, lo uno y lo otro, lo que buscaba y lo que tenía; pero de la dulzura interior y de los consuelos