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226 te encarezto. Pero es el caso que tú no has caído en la cuenta de que en ese método de vida que quieres adoptar, hay tantos peligros como en el que habías adoptado anteriormente. ¿Crees tú acaso que es me- nos opuesta á la perfección una vida agitada, que una vida ociosa? ¿Te parece á tí que la celeridad es más opuesta ála verdadera virtud que la pereza y la holga- zanería? ¿Piensas tal vez que en los muchos cuidados y quehaceres hay más peligros que en la ociosidad espiritual? Pues con el favor de Dios voy á demos- trarte en la presente, que tan dañoso es lo uno como lo otro, y quizás más lo segundo qne lo primero. La pereza es uno de los siete vicios capitales, es la pasión del ocio, y tiene sobre todas las pasiones y sobre todos los vicios, una ventaja enorme y una ar- mamortífera para pelear contra la virtud; esta arma es la inacción, y aquella ventaja es no necesitar nada para conseguir su fin. Todas las pasiones necesi- tan algo para saciarse; todos los vicios exigen algu- na cosa para llegar á su objeto; mas la pereza nada exige, nada quiere, y de nada necesita. Más contenta está ella sentada que de pie; más bien acostada que sentada; mejor dormitando que despierta; y mientras más nos acerca á la nada, más satisfecha se muestra. Por eso es entre todos los vicios el más pernicioso, el más opuesto á la perfección y el que más perjuicios causa ála vida espiritual; pues en esta lo más precioso es la perseverancia, y lapereza y el ocio van directa- mente contra ella. Todos somos naturalmente ociosos; la pereza nos es muy grata, tan grata, que por ellase desprecian con demasiada frecuencia cosas de mucho valor é importancia; y como ella naturalmente nos agrada, no solemos mirarla con el horror que se debe mirar. Múltiples y variadas son las formas que reviste la pereza, y muchísimos los trajes con que se dis- fraza la ociosidad, y grandísimos los males que nos causa. En la imposibilidad de manifestártelos todos,
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