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PRÓLOGO DEL AUTOR AL PIADOSO LECTOR: Por vía de ensayo literario, comencé, oh lector devoto, á publicar en El Mensajero Se- ráfico una serie de cartas á Teófila sobre la vida espiritual. Esta Teófila á quien dirigía mis escritos fué para mi en un principio cual. quier alma amante de Dios, que es lo que sig- nifica, etimológicamente considerada la pala- bra Teófila, compuesta delas dos griegas Theos (Dios) y philos (amante); pero repito que esto fué en un principio, porque no bien llevaba publicadas una docena de cartas, cuando mu- chas personas de todos estados y condiciones, algunas de posición elevada y de mucha vir- tud, me honraron, consultándome ciertas du- das y puntos escabrosos de la vida espiritual; consultas que me vi obligado á contestar en las mismas cartas, aunque á riesgo de variar algún tanto el plan que me habia formado. Desde entonces mi correspondencia, sin de- jar deser teórica, se convirtió en real, adqui- riendo así el mérito y valor desoluciones prác-