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101 Hay otras mortificaciones exteriores más prove- chosas todavía, y de las cuales apenas sabemos sacar provecho. De buena gana me detendría á hablarte de ellas, si pudiera hacerlo con brevedad; pero su importancia es tal, que bien merecen ser tratadas por separado. Otro día, Dios mediante, daremos fin á esta materia, que no por ser repugnante á nuestra sen- sualidad, deja de ser interesantísima para el alma que aspira á la perfección. Entretanto, no olvides que la carne es uno de los enemigos contra quien hemos de luchar en este mundo; que salgas triunfan- te de esa lucha, eslo que más desea tu afectísimo Padre. Fr. AMBROSIO»