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vI Admirando tanto como el fondo la forma literaria, lo castizo y elegante del lenguaje, escribían otros: «El, decíamos »ayer de Fr. Luisde León, ha vuelto á resonar en nuestros »elaustros, y el libro de Fray . mbrosio de Valencina por »más de un concepto nos recuerda lasobras antiguas, pues su »estilo no se resiente en manera alguna de la lección de obras >extranjeras, sino de las genuinamente jnacionales, »La descripción “que hace en los primeros capítulos Ó >cartas de la vida espiritual, comenzando en ameno jardín, >continuando por árido desierto y concluyendo por altísimas »cumbres; la demostración de que el celibato católico es »un verdadero estado, y que así se consideró siempre en la »Iglesia; la descripción de lo que es y de lo que hace contra »el verdadero espíritu de Dios el espiritu humano, son asuntos »bien tratados y con tal novedad, que no se encuentran, así como quiera, en los antiguos místicos. Entendemos que la »lectura de este libro ha de ser muy útil para las almas cris- »tianas, y no es la obra misma escaso ornamento de nuestras »letras.» A estos juicios laudatorios que hizo de la presente dir otros obra la prensa católica de Madrid, pudiéramos : muchos que omitimos en obsequio á la brevedad; pero no po- demos omitir las bendiciones con que la han enriquecido los Prelados de España, concediendo indulgencias, á sus Le diocesanos que hicieren en este libro un rato de lectura espiritual Esta recomendación es tan alta para un buen católico, que más no se puede desí ar. La forma en que se expresan dichos venerables Prelados, sucesores de los Apóstoles y Príncipes de la Iglesia Católica, no es idéntica en todos, sino raria; pues unos conceden las indulgencias por cada carta ó capítulo que leyeren ú oyeren leer devotamente; otros por cada hoja; otros por cada página, y otros por cada vez que hagan en este libro un rato de lectura espiritual, sin precisar tiempo ni número de páginas. Séanos permitido consignar aquí eada una de esas fórmulas para conocimiento de los piadosos lectores.