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87 pero siguieron el de Cristo; «y por eso, ni sus goces acabarán, ni su felicidad tendrá fin, ni su memoria se borrará de entre los hombres, ni menos de entre los ángeles, porque escritos están sus nombres en el libro de la vida. Esfuérzate, pues, mi amada Teófila, y aunque el mundo y el infierno se levanten contra tí, no desistas jamás de tu buen propósito. Y aunque te persiga el mundo y te combata el demonio, y sien- tas mil tentaciones, y te aflija tu propia flaqueza, no te acobardes, no desistas, no desmayes, ni dejes lo co- menzado; sigue animosa, y acuérdate que no eres tú la primera á quien acontece sostener eloriosísima pe- lea y heróica batalla por mantener enhiesta la ban- dera inmaculada de la virginidad. Para animarte á mantenerla izada, ondeando á los cuatro vientos; para animarte á morir abrazada á esa bandera que tremola en sus manos la Purísima Reina del cielo, termino diciéndote que tengo á la virginidad por tan segura señal de predestinación, que me parece moralmente imposible que entre en el infierno un alma virgen, en la acepción rigorosa y ca- tólica de esta palabra. Anímate, pues, á ser toda de Dios, y sóla de Dios, que tal es la dicha que te desea tu afectísimo Padre, Fr. AMBROSIO.

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