BCCPAM000540-5-07000000000000

38 LA VIDA RELIGIOSA zos y yo te estrechaba sobre mi corazón? ¿Y ahora ¡in- grata! te has olvidado de mí? ¿Qué te hice yo ¡traidora! para que dejaras de amarme? ¿Qué te hice yo ¡pérfida! para que me dejaras por criaturas miserables? ¡Espan- taos, Cielos! ¡que mi amada me ha dejado por buscar sus complacencias en el trato con las criaturas! ¡Ay, Sor Margarita! el alma que resista á estas amorosas quejas del Salvador, no tiene corazón huma- no, sino corazón de hiena, signo evidente de eterna reprobación. Y no vayas á creer que sea esto invención mia; que no son sino quejas que lanza Dios contra nos- otros en el salmo cincuenta y cuatro. Procuremos no merecerlas y pongamos fin 4'esta carta, dando entrada en nuestros corazones al amor y á la confianza y sacan- do de ella el fruto que al principio me propuse. ¿Estás por la misericordia de Dios libre de afectos terrenos? ¿Está tu corazón tan desasido de las criaturas que no tenga Jesucristo motivo plausible para formular contra tí las justas quejas que lanza contra otras? Pues, en- tonces, da gracias á Dios, y que te sirva lo dicho de remedio preventivo contra cierta plaga infernal que invade algunos conventos. Pero, si está tu corazón afi- cionado ó apegado á criatura alguna de la tierra, ten entendido que esa afición y apego en una esposa de Cristo, sino es pecado, está muy cerca de serlo. Es preciso, por lo tanto, romper cuanto antes toda amis- tad que nos distraiga ó nos aparte de Dios; es menester purificar el corazón empañado con el aliento del mun- do, y ofrecérselo de nuevo á Jesucristo que lo espera con los brazos abiertos. Y finalmente, que no tengas amistades con el siglo: que seas toda de Jesús, y que no tengas corazón más que para Jesús, es lo que desea tu afectisimo Padre Fr. A.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz