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ART XVI M1 ESCUELA DE PERFECCIÓN. » sl » En do hay lugar en mi convento que no me ha- => ble al alma y tenga para mí sublimes enseñanzas; pero mi clase favor ita, mi escuela más fre- cuentada es el panteón y cripta en que están sepultadas mis hermanas. Cuando entro allí á rezar el oficio de difuntos por mis queridas muertas, entiendo, sin saber cómo, los gemidos del Salmista y los lamentos de Job que el ofi- cio encierra; lamentos y gemidos cuyo eco repiten las huecas tumbas ó los restos que ellas guardan: Dies met transierunt...! “Mis dias se: deslizaron rápidamente... Mis vanos pensamientos se disiparon como el humo... se desva- necieron mis locas esperanzas... y sólo me queda el se- pulero! Avanzan mis años... se. agotan mis fuerzas... ando un camino por el cual no he de volver... huyo como una sombra... pararé en la tumba, donde hay mansión preparada para todo viviente... el sepulcro será mi padre, la podredumbre mi madre, y los gusa- nos mis hermanos.,, ¡Qué lección para la soberbia humana! ¡Qué deses-

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