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2 SD PICAR TT XIV MI DIA DE RETIRO. ? tes en mi monasterio, pero Sendo que á él vino un enviado de Dios, para darnos los santos ejer- cicios, se practica con mucha fidelidad y con notable aprovechamiento. El nos dijo que si la Vírgen Santísi- ma pudiera tener pena en la gloria, la tendría cierta- mente de ver abandonado á su divino Hijo en los sagra- rios, olvidado de los hombres; y que pues Ella no po- día prestarle aquí en la tierra los servicios que le pres- tó en su vida mortal, nos rogaba de parte de la gran señora, que hiciéramos aquí sus veces y acompañára- mos constantemente á Jesús Sacramentado. También nos demostró que nuestro destino, como religiosas, es ofrecernos víctimas voluntarias, unidas en un mismo sacrificio con la víctima preciosa del Ta- bernáculo; rodear su prisión de amores como palomas enamoradas y con gemidos y arrullos amorosos conso- lar dia y noche el Corazón divino, haciéndole compañía en su triste soledad. Como el número de mis hermanas es igual al de los dias que traen los meses más largos, se determinó que en cada dia del mes estuviera una monja exclusi-