BCCPAM000540-5-07000000000000
Wo Ñ Ñ 'm | q. ll A 390 FLORES DEL CLAUSTRO alma; y. en esta soledad las grandezas humanas se eclipsan; sus glorias pierden el brillo, su luz se disipa y fenece para dar lugar á otras luces mayores y más esplendorosas. Cuando aquí oigo ponderar los adelan- tos del siglo, las maravillas del arte ó los encantos de las que fueron mis compañeras, me río; y río porque al través de esos encantos, maravillas y progresos vis- lumbro vanidades, montones de “ruinas, sepulcros, muerte y olvido. ¡Huid de aquí, seducciones del mundo! ¡Atrás, va- nidades de la vida, que mi amada soledad no. os per- tenece! ¡Atrás, atrás! Os conjuro á que huyáis de aquí y no turbéis mi dulce reposo! En mi soledad reina la paz verdadera, y fuera dn aquí no he visto más que la agitación, el afán, las congojas, la malicia, la arro- gancia, la zozobra, el orgullo, la desesperación, el egoismo, el odio y la lucha destrozando las almas :a- cidas para la paz. Fuera de aquí, todo-lo turba la mal- dita sed del oro, y saciada ésta, la sed de placeres; y en pos de ésta la de mando y dominio con sus vio- lencias é injusticias. Bendíta sea mil veces la mano bienhechora que puso muro de división entre el mundo y mi soledad, entre el siglo agitado y mi tranquila clausura. ¿Y qué mano escribió en ella sentencias tan admi- rables? Médico de las almas debía ser el que entresacó de los libros santos los versículos que adornan mi mo- rada, porque en ellos he hallado mil veces el alivio de mis males interiores, y han ofrecido ancho campo á las reflexiones de mi espíritu. ¡Oh cómo hablan al co- razón! En los dormitorios dice: Dormiré y descansaré en la paz del mismo Dios. El buen descanso sale 'de la buena conciencia. Ya velemos ya durmamos, delante de Dios es- tamos.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz