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IV GRANDEZA Y DIGNIDAD DE NUESTRA VOCACIÓN; GRATITUD QUE DEBEMOS Á DIOS POR ELLA. Non vos me elegistis, sed ego elegi vos. JOAN. XV. 16. No me habéis elegido vosotros á mí, sino yo á vosotros. e A ri JUAN, xV. | É A á € 1 estimada Margarita: Smetiendo un dia ; Su Jesucristo dar 4 conocerá sus Apósto- á de la alóNa de su vocación y el glorioso fin para que A los había escogido, sentóse amigablemente entre ellos, j y les dijo estas palabras: “No me habéis elegido vos- $ otros á mi, sino yo os elegi á vosotros, y os he destina- do para que vayáis por el mundo, deis frutos, y vues- i tro fruto permanezca., Estas misteriosas palabras de j nuestro Divino Salvador no fueron dichas sulamente ; para los Apóstoles, sino para nosotros también. Jesu: cristo quiere darnos á conocer con ellas la alteza de nuestra vocación, lo gratuito de su llamamiento y el fin glorioso para que nos ha llamado; y así nos dice co- ] » mo á sus Apóstoles: No me habéis elegido vosotros á ; mí, sino que yo os elegí á vosotros, y os he puesto en Í este jardín hermoso del claustro para que crezcáis en