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350 318 LA VIDA RELIGIOSA las entrega para que cuide de ellas, para que vele por ellas y se las haga perfectas y santas; y ella debe co- rresponder 4'esta confianza de Dios, poniendo sus cinco sentidos. en el aprovechamiento espiritual de sus hijas. Este es su primer deber, procurar que no falte en su Convento el alimento del alma, las oraciones de regla, el silencio rigoroso, los ejercicios espirituales, los con- fesores extraordinarios, las pláticas de costumbre, las obras de piedad, el rezo en el coro, y las prácticas de mortificación y abnegación cotidiana. Si esto no hace, desmerece la confianza de Dios y desmereciéndola, no le confiará sus secretos, el secreto misterioso de gober- nar á las demás y llevarlas por el mejor camino. Cuando la Prelada es elegida por Dios suele Éste comunicarle en la oración una luz muy clara para conocer los defectos que se deben corregir y las vir- tudes que se deben practicar; de tal suerte, que pare- ce se le trasluce el interior de las religiosas. Y como en esa oración goza los,consuelos divinos y atrae para su convento las bendiciones y las misericordias de Dios, no necesita mendigar en las criaturas consuelos para sí, ni visitas, adherencias y relaciones para su Comunidad, porque sabe que en manos de Dios está el corazón de los hombres y que Él los mueve á su an- tojo según las necesidades de sus siervas. Y por eso mismo, agradecida al celestial Esposo, le devuelve todos los días de su vida, no el mal, sino el bien reci- bido. Reddet ei bonum et non malum omnibus diebus vite sue, Quiere decir que la buena Prelada todos cuantos bienes ha recibido de Dios en el orden de la naturaleza y en el de la gracia, en alma y cuerpo, interior y exteriormente, todo se lo devuelva á Dios, empleándolo en su divino servicio y en el de la Comu- nidad. Y advierte el texto que le devuelve lo bueno y no lo malo; porque los males, las penas, las tribula-
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