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10 LA VIDA RELIGIOSA Es, por último, el mundo comparable á una inmen- sa galera como las que se usaban antiguamente, desti- nadas á servir de prisión y castigo á cuantos forzados en ella entraban. Allí.... Atados al duro banco De la mísera galera, Ambas manos en el remo Y ambos piés en la cadena, gemían y bogaban los galeotes sujetos á mil desventu- ras y al látigo del capitán que les mandaba. Y no creas que en esa galera del mundo reman solamente los infe- lices, porque yo he visto remar en ella gente de valía y hombres de pró. Gran personaje fué San Mateo, y re- mó en esa galera, atado con la cadena de la avaricia, hasta que Cristo se la rompió y lo sacó de allí para hacerlo su Apóstol y Evangelista. Hombre de muchas prendas fué San Agustín, y sin embargo, remó en esa galera atado con la cadena de la sensualidad, hasta que Dios compadecido de él, Je desató de los lazos de la conenpiscencia para hacerlo Padre y Doctor de su Iglesia. Ilustre persona fué también N. S.P. S. Fran- cisco, y también bogó en esa galera atado con la ca- dena de la ambición y deseos de honras mundanas, hasta que el Señor fué servido sacarlo de allí para ser no sólo religioso, sino Padre de tres familias religiosas, admiración del mundo. Grandes personajes fueron, por último, San Ignacio de Loyola, San Juan de Dios, San- ta Margarita de Cortona, Santa Angela de Foligno y otros mil y mil que sería largo enumerar; y todos ellos bogaron por algún tiempo en ese galeón de alto bordo, arrastrando la cadena de la esclavitud. Y nosotros hu- biéramos también remado en él toda la vida y hubié- ramos arrastrado la dura cadena del galeote, si Dios
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