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Ó CARTAS ÁSOR MARGARITA 265 duda, agradará mucho á Jesús, porque se leve en la estampa mirando á sus palomas con cariño entrañable, con amor indefinible, con una mirada que quiere decir alga; pero algo celestial que el corazón presiente y el alma casi adivina, sin hallar palabras ni símbolos con- que poderlo explicar. ¡Oh qué ganas senti entonces de ser paloma de Jesús! ¡Cómo deseé tener alas para volar y descansar á la sombra de mi amado! ¿Cuándo lo con- seguiré, Padre mio? ¿Podré yo ser palomita de Jesús? ¿Qué he de hacer para conseguirlo? ¡Dígamelo V. por Dios! que mi corazón está dispuesto á todo por conse- guir esta dicha.., Magnífico, Sor Margarita: hablas como una santa, como un libro, ó como el libro de una santa; y á la vis- ta está que no me burlo. ¿Quieres de veras ser paloma de Jesús? ¿Deseas saber lo que has de hacer para conse- guirlo? Pues yo te voy á decir lo poquito que sé de esta materia, explicándote las condiciones que ha de tener un alma para ser palomita de Jesús; condiciones que son al mismo tiempo las señales por donde se conoce, si una religiosa ha llegado ó no ha llegado á conseguir esa dicha que tú anhelas. Mas ántes quiero decirte que en los libros santos da Dios muchas veces el nombre de paloma al alma santa. Unas.veces la llama paloma mía y hermosa mía; otras llama al alma hermana mia y paloma mía, y dice en su elogio que tiene los ojos como de paloma; y por fin la invita á que remonte el vuelo y se esconda en las aberturas de la roca para que se defienda de la tem- pestad, como diremos después. Además la paloma es un animalito muy simbólico y muy nombrado en la Sa- grada Escritura. El Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad Beatísima, se ha mostrado muchas veces sensiblemente bajo la forma de paloma. En la antigua ley mandó el Señor que se le ofreciera en sacrificio la

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