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220 LA VIDA RELIGIOAS Aunqae parece que anda triste, no existe la tristeza más queen la apariencia, porque su corazón está lleno de gozo y de los consuelos divinos que Dios comunica en el retiro. La otra sí que está triste, porque. aunque la veais reir y andar contenta, ese contento es sólo apa- rente, por sentir en su corazón la amargura del remor- dimiento y la tristeza que deja en el alma el tiempo perdido y la gracia mal empleada. Y si no, véalo cada cual en sí misma. ¿Cuándo ha sentido más pena y ma- yor vacío en su corazón, que cuando ha empleado un dia lejos del retiro, en pasatiempos y conversaciones impropias de una religiosa? ¿Y cuándo ha sentido más gozo en su alma y más consuelo en su espíritu, que cuando ha estado retirada todo el dia ó pasado una hora en forvorosa oración? ¿No es verdad que al salir de ella, se halla el corazón rebosando de alegría? ¿No es verdad que entónces fastidian todas las cosas del mundo y sólo agrada el retiro y el silencio? ¿Cuándo está el alma más lejos de la tristeza que cuando ama la soledad? ¿Y cuándo se desengañarán las religiosas de que la verdadera alegría está en acogerse á ella y en apartarse del trato del mundo? Persuádete, querida Margarita, de que una reli. giosa que no ama la soledad, no puede estar bien con Dios, ni con los prójimos, ni consigo misma; es imposi- blo que sin guardar retiro, viva ella contenta ni pueda contentar á las demás, ni mucho menos á Dios que la quiere solitaria y silenciosa para que oiga las palabras de vída eterna que Él nos habla al corazón. Por eso, híja mia, te encargo el retiro, mucho retiro! que en él hay encerrados tantos bienes como te dirá otro dia tu afectísimo P. Fr. A.

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