BCCPAM000540-5-07000000000000
E PI ES a. a IRe is Pp ed e JACA LA VIDA RELIGIOSA cate álo que á Dios te acerque, pero con la adverten- cia de que el corazón no sete pegue á lo que te acerca á Dios, sino 4 Dios mismo, supremo fin y último objeto de nuestro corazón. ¡Más, mucho más! pudiera decirte de las cosas á que nos obliga el voto de castidad, y de otros varios deberes que nos impone; pero no todos son deberes en este punto, que también hay derechos muy grandes; no todo son obligaciones en este voto, que tiene tam- bién privilegios y exenciones dignas de una santa envidia. Si los hombres tuviesen ojos para ver esos privilegios, y luz adecuada para examinarlos, y cono- cimiento bastante para estimarlos, estoy seguro que la inmensa mayoría profesarían castidad, y Dios tendría que mandar á más de un siervo suyo (como á los anti- guos Patriarcas) que tomaran el otro estado para con- servar la humanidad sobre la tierra; pero ya que ellos carecen de esa luz, nosotros que la poseemos vamos á examinar con ella nuestros títulos, exenciones, pree- minencias, derechos y privilegios, para gozarnos en el Señor, viendo que no todos son deberes y penosas obligaciones; y aquí tienes, si no te desagrada, el obje- to á que dedicaremos nuestra siguiente carta. Dispensa «lo pesada que va ésta, y ruega á Dios por tu afectísimo Padre,
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz