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Ó CARTAS Á SOR MARGARITA 131 zas para cumplirlo; y por otra parte, la Comunidad pruebe y experimente al novicio, para ver la voluntad con que procede, la causa que le mueve y la intención «ue lleva al hacer sus votos, á fin de que sean hechos <on plena deliberación. Como los votos se hacen solamente á Dios, y Dios es Santidad inmensa y Bondad infinita, claro está que sería ofenderle y burlarse de Él, prometerle una cosa mala ó irrealizable; y por eso es preciso que el voto sea siempre de cosa buena y posible de cumplir; y no sólo buena, sino mejor que su contraria: porque siendo el objeto del voto dar á Dios una prueba de amor y un culto especial, ese objeto no se logra, si la cosa que se le promete no es mejor que su contraria. Asi, pues, el que hiciera, por ejemplo, voto de no dar limosna, haría un solemne disparate, y su voto sería nulo ó no sería voto, porque lo opuesto, es decir, dar limosna, es mejor que lo contrario, y de esto precisamente es de lo que se debe hacer el voto. Por lo tanto, siempre que un voto, aun cuando sea de cosa buena, impida otra obra mejor, como el cumplimiento de un deber ó cosa por el estilo, debe tenerse por nulo y de ningún valor por ser el voto, como dejamos dicho: Una promesa he- cha á Dios deliberadamente de un acto bueno, realizable Y Mejor que su contrario. Tales, Sor Margarita, la esencia de los votos que hemos hecho á Dios. Si, ¡4 Dios! al Dios tres veces San- to que penetra los senos más recónditos del alma, y ve, si el corazón humano es un sepulcro blanqueado, donde pululan enjambres de asquerosos gusanos, 6 un huerto cerrado donde germinan lozanas y fragantes las flores de las virtudes. Él tomó acta de nuestra promesa, la escribió en el libro de la vida, y allí la guarda para presentarla á nuestros ojos, el día en que nos pida cuen- ta del cumplimiento de nuestra promesa. ¡Cuánto nos

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