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LA VIDA RELIGIOSA corazón, tuya mi vida, tuya mi alma, tuyas mis obras, y todas las hago por tu amor... Cuando caen en alguna falta de esas que cometen hasta los justos, miran al Amado, y como si lo hubieran entristecido con ella, le dicen: ¿Estás disgustado, Bien 1 mio? ¿Qué tienes? ¿Te has enojado conmigo? ¿Y por ' qué? ¿Por aquella culpa? ¡Perdón, Jesús de mi alma, HI que yo me corregiré! ¡Soy tan fragil! ¡Soy tan debil! i | ¡Pero te lo prometo! Quiero enmendarme, y con tu gra j cia lo conseguiré. ¡Ayúdame, Dios mio, pues sin tí nada puedo!... Fl Si la tribulación las cerca, si sufren un desaire ó una injusticia, si se ven humilladas, si padecen algún mal, se ofrecen víctimas de amor, y exclaman: ¿Ves lo que me pasa, Dios mio? ¿Te consuelan mis lágrimas? NO ¿Te agrada que llore? ¿Te gusta que padezca por tu E amor? ¡Pues tu gusto es el mio y no quiero tener otro Ú sobre la tierra! Con tal que me dejes suspirar postrada á tus plantas, me doy por satisfecha, porque tu amor il endulzará mis penas y.será el bálsamo de mis males. A Tú conoces mis ansias, tú ves lo que sufro, tú sabes lo que padezco, y esto le basta á mi corazón. ¡Amete yo, Dios de mialma, que todo lo demás me importa poco!... 'Ñ ¡Qué hermoso es este pensamiento! L: religiosa que vive penetrada de él, ama á Dios y es de Él ama- da; le posee y es de Él poseida, y mientras más com- pleta es esta posesión, más alta es su perfección y más grande su dicha. Pero no es esto todo: hay otros medios | de perfección necesarios para el religioso, medios de 3 que te hablará cuando llegue su hora, éste tu afectísi.- mo Padre en Cristo, 2d ic mer cd Eebi DÓ ia c Fr. A. A
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