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SO redimirlos. Por eso vemos que los sacri- ficios sangrientos empiezan con Abel y Caín, primeros hijos de Adán (] ); siguen en la ley natural, continúen hasta el dilu vio, prosiguen después de él, y se multi plican en todas partes á medida que la homanidad se multiplica sobre la tierra. Con el tiempo estas verdades primitivas sedesfiguraron al pasar de unas genera- ciones á otras, y entonces fué cuando del recuerdo vago y confuso de una cul- pa primitiva que debía ser lavada con sangre para aplacar á Dios, sacaron los ídolatras la horrible consecuencia de ofrecer en sacrificio á sus ídolos la san gre misma del hombre. Los sacrificios dejaron de ser simbólicos, como Dios ha- bía dispuesto, para convertirse en asesi natos verdaderos y espantosos, tan es- pautosos y verdaderos, que mancharon la tierra con lagos de sangre. Causa indignación y lástima á un mis- mo tiempo leer en las historias antiguas la descripción de esos tremendos sacrifi- cios, en que se inmolaban por millares 1; Gen. IV. 8.