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fuera de esa yíctima, que está gritando Dios mío. ¿par qué me has desamparado? El catolicismo, que todo lo explica ra j zonable y divinamente, balla Ja explica- ción de esos sacrificios sangrientos en las tradiciones de la humanidad. La Lu monidad ha creído siempre en la exis tencia de una culpa primitiva que había provocado la indignaci in de Dios, 3 ha bía corrompido ó manchado á la natura leza humana; sabía que esa mancha de la humanidad había de ser lavada con sangre inocente, y que esta sangre ten dría la virtud de aplacar la indignación divina y purificar de su mancha á la humavidad. Pero, ¿quién enseñó á la humanidad tales doctrinas? Estas ver dades altísimas no la pudo alcanzar el hombre con su razón, porque la razón bumana uno descubre nada purificante ni maravilloso en la sangre. Tampoco las aprendió con la ciencia, purque la ciencia analiza hoy la sangre, y, 8 pesar