BCCPAM000540-3-36000000000000

se MEDA la vida de la gracia: en ese estado, somos miembros de lu familia divina; somos hijos de Dios, no solo de nombre, sino en realidad, como afirma el eyangelista san Juan; (1) pertenecemos á la familia de Dios, en la cual Jesucristo es el primogé nito, nosotros sus hermanos y coherede: ros, nuestra Madre la Virgen, y nuestro Padre aquel de quien procede toda pater- nidad en el cielo y en la tierra. (2) Y esos misterios, tan cousuladores como sublí mes, son los que nos enseña el Sacerdote eterno en la cátedra de la cruz, dicién- douos: Ahí tienes á tu Madre: Ecce Ma ter tua! . Na lo dudéis jamás, hermanos míos; María es nuestra Madre, y como tal nos ama con amor indecible, porque le cos- tamos indecibles dolores. Al ser ella cons tituida Madre de los redimidos, abrió su manto llena de amor, para cobijar con él á todos sus nuevos hijos;y al mismo tiem- po, con el dolor más vehemente que ha 1) 1, Joan. 111.1 2) Ephs. 111. 15.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz