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— 63 — dadera, porque ha contribuido á darnos la vida sobrenatural, con las mismas cir- cunstancias y de la misma suerte que nuestra madre natural contribuyó á dar- nos la vida de la naturaleza. En el or- den natural toda madre contribuye á la existencia de sus hijos con tres cosas: con su amor, con su sangre y con sus do!ores. El amor, de suyo fecundo, es la causa generatriz do los hijos; la sangre de la madre los nutre y alimenta; los dolores y angustias de la misma los traen al mundo. De modo que bien mi- rado este asunto, toda madre coopeia á la vida natural de sus hijos con sus do- lores, con su sangre y con su amor; y la Virgen Santísima contribuyó á darnos la vida de la gracia con esas tres cosas: con su amor, con su sangre, y con sus dolores. Primero con su amor; Ella deseaba con ansia casi infinita la redención del género humano, y por eso en la hora solemne de la Encarnación del Verbo, pronunció divinamente enamorada aquel fiat portentoso que llenó al cielo de ale-
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