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a DS yo en la humanidad la vida divina, co munvicando á los hombres la gracia y el ser sobrenatural que los primeras padres no pudieron por su culpa transmitir á su descendencia; y de esta suerte Adán y Eva serán el tronco de la humanidad prevaricadora; Jesús y María el tronco de la humanidad reparada. Adán y Eva la fuente de donde mana para el hom- bre la vida natural; Cristo y María la fuente de donde procede la yida sobre natural. María sustituye á Eva en el or- den divino; y si Eya es en cierto modo verdadera madre de todos los que tengan vida humana; María es del misino modo verdadera Madre de todos los que vivan la vida de la gracia, que es la verdadera vida. Por eso María debe ser llamada, mucho mejor que Eva, madre de todos los vivientes. Mater cunctorum viventium (1). Y esta doctrina admirable la enseñó Jesucristo en la cátedra de la cruz, cuan- do dijo á su Madre: Mulier, ecce filius tuus. Mujer, ahí tienes á tu hijo y al dis cípulo: Esa es tu madre. 1) Gen III. 20.
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