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Ea, y poa dados sus derechos á la soberanía. Dios lo hizo soberano de los demás seres te- rrestres, por lo cua! le dió señorío y do- minio sobre los frutos de la tierra, sobre las ayes del aire y losanimales del campo, aciéndolos pasar por delante de Adán inocente, para que recibieran de su Señor el nombre que habían de llevar, y con él la librea y el sello de su servidumbre. Pe- ro al mismo tiempo que soberano de la tierra, el hombre era por naturaleza tri- butario de Dios, vasallo del Rey supre- mo, y dependiente de El con la depen- dencia natural que tiene el hijo respec- to de su padre y la criatura con relación á su Creador: y por esta razón al hombre rey lo deja Dios sometido á su imperio, advirtiéndole que en esa sumisión estri- ba su realeza, su mérito, su grandeza y su futura dicha, Oigan esta doctrina los hombres inseñ- satos que niegan la soberanía divina y se proclaman independientes de Dios: en el orden moral, vivir el hombre so- metido á la ley divina equivale á gozar la soberanía más alta que puede poseer