BCCPAM000540-3-36000000000000
+ sa desnudez de sus proyectos anticristia- nos con esa hoja de parra que en lengua- je bárbaro llaman anticlericalismo. Y si he venido aquí para predicar á Jesucris- to crucificado; si mi deber en esta ocasión es comentar y exponer las Siete palabras que El pronunció en la cruz, mientras rea lizaba el misterio de la redención del hom- bre, justo es que, por via de exordio y pa- ra que sirva de base á este largo discurso, recordemos las causas que motivaron la redención del linaje humano. Había Dios eriado el hombre para ha- cerlo eternamente feliz con felicidad ine. fable; y para que esa felicidad se la debie. ra el hombre en cierto modo á sí mismo, quiso Dios que la obtuviera á título de recompensa, de galardón ó de corona jus- tamente merecida, como dice San Pablo. (1) Pero es ley de justicia y de razón que no haya corona de triunfo sin combate que decida la victoria; ni galardón ó re- compensa, sin mérito; ni mérito sin sa- crificio que nos haga dignos de prormio: (1) 1, Tim.1V, 8, PLA a a AN IDA AAA A ADA Da 7 La ue
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz