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— 1N — memoria me atormenta con el recuerdo de pasadas culpas; si el corazón sobre- cogido de espanto cae en profundos des- mayos, y no me deja articular palabra; desde ahora te ofrezco el último latido de mi corazón, y con él... en tus manos encomiendo mi espírtu. Si la fiebre me lleva á la exaltación del delirio, y turba- da la imaginación con horribles fantas- mas me impide implorar tu misericordia; desde ahora la imploro, y en tus manos encomiendo mi espíritu. Jesús mío, cuando llegue esa hora de mortal triste- za, y obsenrecidos nuestros ojos se cie- rren para no ver más la hermosa luz del día; cuando el frío sudor de la muerte bañe nuestra frente, y el cuerpo haga un extremecimiento horrible, al sentir que se le arranca elalma y se le va la vida; entonces, Jesús mío, ten miseri- cordia de nosotros y acuérdate que des- de ahora en tus manos encomendamos nuestro espíritu. Recíbenos por tuyos, y danos parte en tu gloria, Amén!